mis sueños
rotos no están
muertos
respiran por
la herida
cortan al que intenta acariciarlos
sé que el
espejo en que me observo
refleja al
que me mira
sé que tengo
el síndrome
del perro
con hambre
que ha sido envenenado
soy el
monstruo que prefiere
el llanto
franco a la sonrisa ajada
soy el
monstruo que tenés atado
-más
monstruo se vuelve
tras las
rejas-
no digas yo
no
los trapitos
existen porque no ven el sol
donde lavarse
y la hilacha
se vuelve hilacha
cuando se esconde
tan pronto
señala afuera la gente
lo que tiene adentro
que a veces
hacen saltar
la risa
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